miércoles, 31 de diciembre de 2008

La postal navideña


Valeria, sentada en el viejo sillón de la abuela, alegre se balancea. Sus ojitos brillan y su mente vuela más allá de lo posible.

En sus manitas tiene, como un tesoro muy valioso, la postal navideña que le mandaron a la abuela “de afuera”. En ella se ve un grueso señor vestido de rojo y blanco…

_”Es un viejito muy simpático este Señor con su bolsa cargada de juguetes” -Piensa.

La niña trata de recordar el nombre del viejito. La abuela le contó, que allá, en el país de los malos, donde cae la nieve, ese viejito simpático le regala juguetes a todos los niños buenos.

_ “Los deja por la noche, entrando por la chimenea, por donde se calienta la casa con candela. Le dicen Santa y algo” _ por más que se esfuerza pensando, no le sale el apellido

_ “total, eso no tiene importancia, es Santa y se acabó”,_ se dice así misma.” Lo del segundo nombre no importa. “Lo lindo es mirar la cara feliz de este abuelito repartidor de juguetes.”

_“Se ve que este señor tiene mucho dinero porque si le regala juguetes a todos los niños es porque tiene muchos, pero ¿por qué los reparte en el país de los malos y no aquí? Allí los niños tienen todo lo que quieren y dice mi abuela que hay unos parques muy lindos, como los que se ven en las películas que trajo mi tia -abuela Carmita.”

Valeria no entiende. En la escuela le dicen que allá, en ese país de las nieves, que está al norte, viven los malos, los culpables de que en Cuba los niños no tengan nada; ni ropas, ni zapatos, ni juguetes, ni comida…

_”ni papás” _ como ella, que su papá se fue “para allá y se quedó en el mar. _“Pobre mi papá, parece que le gusta más vivir en el agua que aquí con nosotros.”

En sus escasos cinco años es la primera vez que le dejan jugar por un rato con una postal navideña “venida de allá”. Su abuela se la prestó para que la mirara, pero no puede romperla, porque es un recuerdo muy lindo de la tía abuela que hace tiempo ya no está con la familia, aunque en las fiestas del último día del año siempre se habla de ella.

_“¡Cómo no van hablar si ella es la mejor de las tías abuelas del mundo. La que siempre se acuerda de mandar dinero y cosas lindas en los cumpleaños, y en estos día que se le dice adiós al año viejo y se hace una comida rica para celebrar en familia, aunque un poco a escondidas si hay carne de res, porque si la vieja del comité se entera se fastidia la fiesta”

La niña mira la postal con deseos de comérsela. Los colores le parecen caramelos y los juguetes los cree mágicos. Nunca ha tenido una muñeca ni un osito de peluche. Por más que lo desea su madre no puede comprarle ni un juguetico de esos que hay en las shoppings. Siempre dice que no tiene dinero,

_“yo no sé entonces para qué trabaja tanto, si no puede comprar nada de lo que le pido.”

“¿Cómo será eso de caminar sobre ese algodón frío que le dicen nieve y vivir en una de esas casitas que le ponen leña en un hueco y hacen fuego y no se quema nada? En ese país de los malos ni las casas se queman. Aquí, si yo quemo un papel todos me regañan y me gritan: ¡Con candela no se juega, que se quema la casa!, que va, este país no sirve ni para hacer calor cuando hay frío”

Valeria se acerca la postal a la cara. Pasa su lengüita por la nieve y por los juguetes de la bolsa de Santa.. No le gusta el olor de la postal. La separa de su carita… luego la mira desde lejos y otra vez la acerca a sus ojitos tratando de ver más allá de las figuras… Comienza a soñar que está allí, con Santa rodeada de las ardillitas y de esos ositos tan simpáticos. Cree escuchar el trinar de los pajaritos azules y amarillos y siente que cabalga sentada sobre el lomo del “bamby” , ahora le quita la bolsa de juguetes a Santa y se va corriendo en su caballito… quiere esconderse detrás de una casita..o mejor entrar por la chimenea a coger el calorcito tirada en la alfombra para jugar con todos esos juguetes…

Los deditos van separando las figuras desechando las que sobran… Casi lo ha separado todo. Se ha quedado con la bolsa de juguetes y con la casa imaginaria cubierta de nieve con una chimenea muy grande, pero no muy alta. A Santa lo coloca en un rincón de la sala de la casa de la abuela..

” Santa, te quedas bien lejos, para que me de tiempo a entrar por la chimenea” _ le grita mientras se va diciendo así misma:

“… me voy a vivir en el país de los malos para tener muchos juguetes lindos como estos...Mi mamá, si quiere, que se quede con mi abuela en este país de los buenos, donde no hay nada… Yo me voy con Santa… Me meto en la bolsa y cuando la agarre me lleva con él pensando que soy una muñeca grande…quien sabe si me deja en una de esas casas de ricos como las de las revistas de allá…”

_Valeria, ¿Qué hiciste ?_, grita la abuela desconsolada al ver que por culpa de su nieta, ahora, además de faltar los regalos, ni siquiera tendrán la postal navideña de su hermana para despedir el año.

Esperanza E. Serrano

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