martes, 23 de junio de 2009

Suceso narrado por el comunicador comunitario Luis García Vega


En la cafetería de La Palma, sita en Calzada de Managua, pedí una libra de queso fundido y pagué los 20 pesos moneda nacional. Al llegar a la casa, pesé lo comprado y faltaba un cuarto de libra casi. Regresé y pedí ver al administrador, y me dijeron que no estaba. Entonces, dije que al queso despachado le faltaba peso para 1 libra, y lo pesaron en la misma balanza. Pero como llevé una balanza de mano mía, lo pesé y les demostré el faltante. Un empleado, el mismo que lo despachó se negó a completar la libra. Ante mi respuesta que los acusaría a todos por robarme descaradamente, en el Municipio de Gastronomía, una empleada me despachó lo que faltaba, pues ella dijo que no quería líos con ella, eso era cuestión del dependiente. Pregunté el nombre del que me despachó y se negaron a dármelo. En la misma cafetería, venden barras de turrón de maní pequeñas al precio de 6 pesos, en lugar de 3, cuando las que valen ese precio son las que traen casi el doble de tamaño.

De igual forma en la dulcería Sylvain, sita en Calzada de Managua y Calzada de Bejucal, el pan que venden a los clientes es viejo y solamente hay dos tipos de pan en venta. Cuando reclamé a la empleada sobre el problema, me contestó que era de hacía dos días, porque no entraba pan debido a que los hornos eléctricos funcionan menos tiempo por causa del ahorro de energía. Razón por la que no hay pan fresco, ni dulces diariamente.

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