sábado, 23 de enero de 2010

Leyenda



Por Roque Castel.

Centro de Información Hablemos Press



La imagen desgastada del Che se erige en una pared. Foto: Roberto Guerra.



Desde la esquina, bajo la amazónica leyenda

esa la del farol la mirada te recorrió en un segundo.

No tuve tiempo de medirlo pero fue un maldito segundo.

Un segundo largo, muy largo.



Te quedaste varado y descubierto, frente a mí

sin cumbres, sin cicatrices, en los bullicios de las amnistías.

Entre tus delirios y mis extremos, sin términos medios

y te dije ven.



Me rendí ante tus armas, como el corcel ante el camino

para la aventura desconectamos los protocolos.

Los rumbos fijos, las expiaciones y la ortodoxia

y te descubro renaciendo en los auxilios

sin retrocesos en los interiores.



Como un Júpiter esculpido en la ansiedad

como un quijote en los molinos y las migajas de pan.

Me adueñé de mis autógrafos y de empolvadas fotografías

como un mensajero de la buena suerte

como un rompecabezas sin piezas

como un índice al final de todo

como un mármol joven cortado

por las tijeras de principiantes astronautas

entre rupturas y semejanzas.

como una ola sorprendida en el amanecer

como un reloj despedazando el tiempo

como un seudónimo exiliado de las costumbres

como un abrazo desterrado de las añoranzas.



Comprendí tu partida justo en un segundo, en un maldito segundo

y fue entonces que desorientado, hambriento de brújulas y guías, te olvidamos.

    



LAS COSAS DE MIS DÍAS



Por Roque Castel.



No eres, sin categoría

sin carnet

sin relación,

pozo oscuro prevalecerá, dónde estás

sin estrellas

sin jerarquía

sin antigüedad

acuérdate que es enero o abril

de lo contrario

las cosas de mis días no cambiarán.

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