sábado, 12 de junio de 2010

La Burocracia Agrícola

Por Aimée Cabrera.

Es alarmante cómo a pesar de estudios, análisis e investigaciones de los especialistas, la cuestión de los alimentos que provienen del campo se dificulta cada vez más. En los agros donde se ha vendido arroz de forma liberada se ven tumultos de personas, aún cuando se raciona la venta y ésta ha aumentado de precio de manera considerable.

Otro tanto sucede con otros vegetales y viandas que se vendieron siempre a precios módicos, hasta en los años 90, y sus precios han sido duplicados o triplicados. La calabaza es uno de ellos. Hace décadas las personas que tenían un tramo de tierra o un patio pequeño echaban las semillas de calabaza, y “se daba enseguida”, como recuerda Marjorie, quien vivió en Lawton, y ahora reside en un edificio de microbrigrada con su hija y familiares.

En estos momentos todos los agromercados están caros. Los estatales tienen pocas ofertas y el pesaje es fraudulento, sin contar con que la calidad de los surtidos no es buena. Un reportaje reciente del Noticiero de la televisión mostró opiniones de vendedores y clientes, pero no aportó soluciones al respecto.

Se nota que la burocracia ha hecho de las suyas, como refirió en una amplia e interesante entrevista Humberto Ríos Labrada, quien obtuviera el Premio Medioambiental Goldman 2010, considerado como “el Nóbel Verde, el cual le fuera otorgado por un comité internacional en Estados Unidos, junto a otras cinco personalidades.

Este reconocimiento fue creado en 1989 por los esposos Richard y Rhoda Goldman. Se premia a seis personas; una por cada área geográfica, por ejemplo, el cubano Ríos Labrada fue contemplado en la categoría de “islas e isla-nación” en la que compiten naciones como Japón y Australia, y se seleccionan nominaciones remitidas en secreto, por una red mundial de organizaciones e individuos ecologistas, premiados en ediciones anteriores.

Humberto, como le dicen muchos, es creador del Programa de Innovación Agropecuaria Local del Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas (INCA) en La Habana, y con él suman 139 las personas de 79 países seleccionadas para optar por este premio. Estuvo en San Francisco y en Washington DC. Allí se reunió con la familia Goldman y conversó con el presidente Barack Obama, así como con representantes del Congreso.

Este Doctor en Ciencias Agrícolas explica que los proyectos del INCA integran entre otros, “aglutinar personas en aras de resolver el problema de la soberanía alimentaria, independientemente de que los productores sean de una CPA; CCS o una UBPC (por sus siglas, distintas formas de nombrar a las cooperativas)… con mi experiencia en el surco, sudando con los productores, pienso que quienes tienen que protagonizar la ciencia agropecuaria no son los científicos, sino los campesinos”.

Y agregó sobre los productos transgénicos que “Estoy en contra de los monopolios de la semilla… En Cuba podemos buscar alternativas que incrementen la diversidad de los cultivos y aumenten los rendimientos, a la vez que consoliden la soberanía agropecuaria, sin ataduras a un sistema monopólico de semillas”.

Para este científico que reside en las afueras de la capital y trabaja de sol a sol junto a otros campesinos, la agroecología es tarea de orden si con ella se produce más con menos, y es de hecho más saludable, pero especifica que hay que invertir mucho más en el sector rural y acota “Es un camino largo, pero hay que iniciarlo”.

Para la comercialización plantea Humberto Ríos Labrada que “Hay que repensar en un modelo y sobre los incentivos a productores y consumidores. Tenemos que quitarnos una serie de tabúes de arriba. No hay que esperar a que la crisis se agudice para tomar medidas. Si no somos soberanos desde el punto de vista alimentario, no seremos jamás todo lo políticamente soberanos “.

Las palabras usadas por este joven investigador están llenas de bríos y de ganas de dar soluciones a los principales problemas que golpean a la agricultura en todo el país. La capital se resiente con tantos funcionarios burocráticos que prefieren que se tengan que botar toneladas de frutas, vegetales y viandas o que en la actualidad no haya papa ni malanga ni calabaza en los agromercados estatales, mucho menos guayaba, plátanos de fruta o mangos, que cuando aparecen, están medios podridos o muy verdes, recogidos antes de tiempo.

Personas como Labrada debieran ocupar puestos claves en el Ministerio de la Agricultura, o por lo menos, ayudar a otros a formar grupos de trabajo donde la agroecología se haga sentir con fuerza y destierre para siempre las ideas basadas en el modelo de agricultura industrial que no ha cumplido con nuestras expectativas, ni se adapta a las condiciones actuales de deterioro agrícola que vive el país.


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