miércoles, 15 de agosto de 2012

Así no actúa un padre



Por: Arnaldo Ramos Lauzurique.

Eliyanes Sánchez Rojas ha tenido que recurrir a las autoridades policiales durante casi 3 años, desde el 23 de diciembre de 2010 hasta el 28 de julio de 2012, en más de 6 oportunidades para denunciar los actos de violencia de su padre, Juan Carlos Sánchez Pérez, contra ella y su vivienda, sin que hayan detenido estas acciones.

Su madre, Teresa Ivonne Rojas Acosta, fue a vivir desde los 12 años junto con su hermana, al usufructo gratuito de su abuelo en la calle Figueroa No. 112 interior entre Luis Estévez y Estrada Palma, en Santos Suárez, municipio 10 de Octubre, La Habana.

Desde 1988, Teresa Ivonne estuvo casada con Juan Carlos Sánchez Pérez y tuvieron dos hijas: Eliyanes y Holiday. En 1994 se separaron y legalmente se divorciaron en el año 2000.

En 1988 Teresa Ivonne coordinó con los vecinos del lugar para con sus propios medios fabricar un cuarto, razón por la cual pudo comprar algunos materiales y otros le fueron facilitados por su centro de trabajo, con lo que construyó una vivienda de 47,03 metros cuadrados, con sala, comedor, cocina, dos dormitorios y un baño.

Estas acciones constructivas sufragadas mayormente por Teresa Ivonne, culminaron en 2004 y aunque trató de legalizarlas en varias oportunidades, no fue posible, debido a que las instalaciones de agua potable no estaban realizadas correctamente.

Luego del divorcio, Juan Carlos ayudó a su otra hija, Holiday, a que construyera otra pequeña vivienda al lado del apartamento edificado por su madre.

En mayo de 2010, después de salir de prisión por una pena que no culminó por enfermedad, aunque tiene que presentarse mensualmente a las autoridades, Juan Carlos aprovechando que Eliyanes no se encontraba, rompió la pared que separaba ambos locales y le retiró el servicio del gas y electricidad, además de cerrarle la entrada, alegando que él es el único propietario de todo lo construido y que Teresa Ivonne, ni Eliyanes gozan de derecho alguno.



Tanto la madre como la hija, se han dirigido a las instancias correspondientes sin resultado alguno. Juan Carlos se ha apoderado de la vivienda y no le permite el acceso a Eliyanes, que tiene dos hijos pequeños, y para colmo las autoridades policiales no han actuado para impedir sus desmanes, que han llegado hasta las agresiones físicas, en lo cual también ha participado el marido de su hermana, Delvis Pineda Ramos.

La Red Cubana de Comunicadores Comunitarios, después del último ataque, se entrevistó con el Segundo Jefe de la Unidad de Policía de Aguilera, y éste alegó que no podían actuar porque era un problema familiar y de Vivienda (refiriéndose al organismo), pero que no obstante iban a hacer trabajo profiláctico, el que consistió en llamar a la presencia de un instructor policial al padre y a la hija y amenazarlos con una multa.

Las dos, madre e hija, se encuentran actualmente desamparadas, sin poder acceder a su casa, ni a las pertenecías que tienen en ella, de las cuales no saben el destino que han tomado; y la única respuesta de la policía es la posibilidad de multar al infractor.

Una persona que está en libertad supervisada actúa impunemente, maltratando y golpeando, para colmo a su propia hija y vulnerando sus derechos, sin que las autoridades le pongan coto.

Este es uno de los tantos conflictos en la sociedad civil, producido por la falta de viviendas, las leyes arbitrarias, las decisiones tomadas a cualquier nivel y la corrupción. Pero, desgraciadamente el final puede ser que ella obtenga una vivienda de madera en el cementerio y él vuelva entonces a residir en cualquier prisión.

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