viernes, 27 de enero de 2012

La cara oscura de la vida




Barcelona/ Mambises en A/ Gicel García González, CI 69080106479, vecina de la Finca Concepción, Autopista Cuba-Tabaco, en Bauta, provincia de Artemisa, me mandó a buscar porque conoció del trabajo que realiza la Red Cubana de Comunicadores Comunitarios. Ella denuncia:

“Tengo tres hijos y cuido de mi mamá. Mi hija Marcia Caridad Balbuena García tiene 17 años y no puede trabajar porque es menor de edad. Ella tiene título de masajista y estudió enfermería, pero tuvo que dejar los estudios por el problema que tengo en la casa. Mi otro hijo David Reyes García tiene 11 años y es asmático crónico. La menor Daniela Reyes García tiene 9 años y ella no habla y tiene retraso mental y está traumatizada por la situación en que vive. Mi mamá Dominga Eloína González Vierra tiene 84 años, tiene retraso mental y está enferma de bronquiectasias. Ella fue dirigente de la Federación de Mujeres Cubanas. Recibe una pensión de $200 que con eso es que vivimos los cinco. Tengo la columna jorobada y por esto no puedo y trabajar ni hacer fuerza. Con los dolores que a diario tengo, me ayuda mi hija Marcia”.

“A todo esto se suman las condiciones en que vivimos, pues en el 2005 un ciclón nos tumbó la casa, estaba mala pero no como está ahora. Nos vimos en la obligación de hacer el piso de arena y cemento porque estaba en mal estado, el baño es inventado por nosotros porque la fosa se llenó y no tenemos como limpiarla, el techo es de zinc, plancha de fibrocemento y se mojan todas las paredes que son de madera en mal estado cuando llueve y hace aire nos entra por dentro, esto es lo que tiene traumatizada a mi hija y a mi mamá. En estos tiempos de frío esto aquí es un fenómeno, nosotros en el 2005 perdimos todo y hoy no tenemos con que taparnos y pasamos frío. Hoy tengo a mi hija Daniela con una operación en un pie de un grano que le salió y por poco lo pierde, así que le doy gracias a Dios que esté mejor. Tengo que llevarla a curar un día sí y otro no, y el Policlínico nos queda a más de 6 kilómetros. Para comernos un pan tenemos que ir a buscarlo a más de 1 kilómetro que es donde nos queda la panera y la bodega. El trabajo que pasamos mis niños y yo es una odisea, todo es sufrimiento y trabajo”.
“He ido a todos los organismos para que me ayuden con mis hijos pero todo han sido promesas. En el 2005 me prometieron una casa y todavía la estoy esperando, cuando aquello que perdimos todo, me trajeron este escaparate podrido y este colchón que parece que se lo quitaron a alguien. Yo se que con eso resolvimos porque no teníamos nada y lo otro yo lo he resuelto con mi sudor y sin poder, porque como les dije no puedo hacer fuerza, pero no he tenido otro remedio. Por aquí a cada rato viene una Comisión para preguntar qué nos hace falta y que nos van a ayudar, pero hasta hoy. Ahora peor que te dicen que los materiales de construcción están liberados y de dónde vamos a sacar el dinero, ni siquiera podemos pagar el arquitecto de la comunidad para que venga a hacer los planos, en el caso de que nos dieran un subsidio. Es una burla con nosotros, y como hablan al mundo de Cuba que es un paraíso. Paraíso para ellos que nunca han pasado trabajo, pero para nosotros que para comer es un martirio, esto es un infierno. Por eso doy a conocer mi problema a la RED ahora, si la hubiera conocido antes le aseguro que yo hubiera recurrido a ella porque sé que le van a dar importancia a nuestra situación y van a decir cómo viven los cubanos de verdad, y le mando unas fotos de la situación en que vivimos”.

Es una información desde La Habana, Cuba, de José Díaz Silva, Red Cubana de Comunicadores Comunitarios.

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