domingo, 2 de septiembre de 2012

Pesadilla a la cubana



Barcelona/ Mambí en A/ Juana Misladis Núñez Ferrera de 56 años de edad, diabética, con problemas en una rodilla y desviación en la columna que frecuentemente le impide caminar, vecina actualmente de calle Quinta #17923 entre C y Pasaje Flor, Reparto Luyanó Moderno, San miguel del Padrón, La Habana:

“Hace 18 años, en 1994, comenzó mí tragedia. Yo vivía en la calle Segunda # 7422 entre 3ª y 6ª reparto Afán, en San Miguel del Padrón y estaba casada con el ciudadano Feliciano Portuondo Martínez. Él abandonó el país –ilegalmente- el 3 de junio de 1994 y regresó a los pocos meses de la misma forma. Fue detenido por las autoridades y cumplió prisión. Yo continué viviendo en el lugar junto con mi hijo, que se encontraba en el servicio militar, hasta que fue operado de urgencia en el Hospital Naval por una apendicitis, y un mes después por obstrucción intestinal. Estuvo en peligro de muerte con un pre infarto en la mesa de operaciones”.

“Durante el tiempo que estuve en el hospital con mi hijo, este señor Feliciano, cambió la llave de la puerta con todas mis pertenencias, dejándome en la calle; nos dio de baja de la libreta de racionamiento y durante un año estuvimos sin los alimentos correspondientes, a pesar de los cuidados especiales que requería mi hijo y nunca he podido recuperar nada. En ese momento ese era el único lugar reconocido que teníamos.”

“Después que dispuso de la casa se fue como preso político a Estados Unidos y en estos momentos viaja constantemente a Cuba, donde vive la mayor parte del tiempo en un lugar denominado Arango, cerca de Guanabacoa, allí sostiene una relación marital”.

“Mi hijo y yo vivimos en los parques, pedíamos permiso a las amistades para bañarnos antes de ir al trabajo y nunca ningún organismo al que nos dirigimos nos concedió derecho alguno”.

“Después de tanta humillación y sufrimiento nos albergamos con mi mamá en una casa en muy malas condiciones que le fue dada -en agradecimiento- por el esposo de una señora fallecida que ella cuidó y acompañó”.



“Cuando mi madre trató de legalizar su permanencia allí, fue declarada ilegal y solo después de múltiples gestiones logró que la hicieran arrendataria permanente, condición que se mantiene para todos los que continúen viviendo allí”.

“Desde el año 2000 he estado tratando de mejorar las condiciones de la vivienda, dirigiéndome a los organismos competentes, sin resultado alguno. He escrito en varias ocasiones al Consejo de Estado, cuya única respuesta ha sido trasladar el asunto a la Dirección Municipal de la Vivienda”.

“Nunca fue nadie a la casa para comprobar nuestras condiciones de existencia y mi madre estaba enferma de cáncer, con insuficiencia cardíaca y un marcapasos, además de reuma generalizada y demencia parcial, hasta que falleció hace 2 años y 7 meses en las peores condiciones y sin ninguna ayuda”.

“Tratamos de legalizar la vivienda posteriormente con los servicios de un abogado, que nos costó 250,00 cup y solo logré una resolución declarándome arrendataria permanente, y aunque siga haciendo gestiones para lograr que me vendan materiales para arreglar la vivienda, los precios son inalcanzables para mí, ya que tuve que abandonar el trabajo por mis enfermedades y en la casa solo se recibe el salario de mi hijo, que solo alcanza para pagar gas, agua, electricidad, casa y una mala alimentación”.

“Como arrendataria permanente tampoco tengo derecho a subsidios para reparar la casa, que solo se conceden a los propietarios. Esta casa es de madera podrida, las paredes se están cayendo y el techo casi no existe cuando llueve”.



“Mi copa se llenó, mi paciencia se agotó, mi autoestima está en el piso. Yo no pido riquezas, yo no pido un palacio, sino que nos den la oportunidad de vivir como los seres humanos, porque hemos sufrido el desprecio de esta sociedad”.






¡NECESITO AYUDA, NECESITO DE ALGUIEN QUE ME ESCUCHE!










Informó desde La Habana, Cuba, Yasmani Nicles Abad, Red Cubana de Comunicadores Comunitarios.

La silla de ruedas que voló



Barcelona/ Mambí en A/ Idalberto López Arrechea, de 39 años de edad, con residencia en la calle Oria #54 entre Prolongación de Independencia y General Mariño, Reparto Virginia, en Santa Clara, Villa Clara; es padre de 2 niños, un varón de 15 años que asiste a una escuela especial debido a su retraso mental y una hembra de 14 años. Él los ha criado, pues la madre está enferma de los nervios.

Idalberto tiene la pierna izquierda amputada. Desde 2002 se le diagnosticó una osteomielitis de tibia izquierda y en 2008 se le realizó la amputación supra cóndilo (más arriba de la rodilla) y ahora presenta una necrosis aséptica de cabeza humeral derecha, por lo que le es imposible usar muletas. Todo ello consta en el Resumen Médico de la Dra. Lourdes La Rosa Sotolongo, hematóloga con registro médico 27037 del Hospital Provincial Arnaldo Milián Castro.

Después de su operación escribió al Consejo de Estado y a nombre de José Ramón Machado Ventura le enviaron una silla de ruedas eléctrica el 19 de octubre de 2008, que sufrió una rotura del sillón el 15 de febrero de 2009. Idalberto se dirigió al administrador del policlínico Marta Abreu, Arquímedes Carvajal (actualmente separado del cargo), y a René Fleites jefe de servicios, los cuales prometieron darle solución al asunto lo más rápido posible, él entregó su silla de ruedas y aún no se la han devuelto.

De igual forma y debido a sus problemas personales, desde 2010 ha estado solicitando servicio telefónico, la funcionaria Esperanza Peraza de la Oficina de Atención a la Población le respondió que no había capacidad y trasladó el asunto al Ministerio de Informática y Comunicaciones.

El 23 de marzo de este año le dirigió una carta al Consejo de Administración Provincial sobre ambos asuntos y aunque ha pasado más del tiempo establecido para una respuesta, no ha obtenido solución.

Informó desde Santa Clara, Cuba, Idania Yanes Contreras, Red Cubana de Comunicadores Comunitarios.

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