Zoila Hernández Díaz.
Conozco la existencia de las Damas de Blanco desde el año 2003, a través de las noticias emitidas por Radio Marti y por la relación con algunos periodistas independientes.
Me uní al grupo en el año 2006 cuando vine a vivir para la capital del país, pues soy de Ciego de Ávila. Lo hice porque siempre tuve ideas en contra del adoctrinamiento del gobierno de los Castro para con el pueblo, se que el comunismo es inoperante en cualquier parte del mundo. Entiendo que por expresar sus ideas libremente, no se debe encerrar en prisión a un ser humano y mucho menos cogerlos de rehenes de cambio, entendí que era un gran chantaje y más repugnancia me dio, por lo que estoy consciente que me uní a una causa justa. Tengo 43 años de edad y vivo en calle 120 numero 11308 entre 113 y 119 La CUJAE municipio Marianao Ciudad de La Habana. Mi teléfono es 05 347 1256 soy casada y tengo una sola hija de 25 años la cual tuvo que dejar su carrera de Derecho al comenzar su cuarto año debido a mi actividad contestataria, en la cual mi familia inmediata, madre, hermanos e hija pues mi padre falleció hace un año y medio, me apoyan a pesar de la represión que sufrimos, los más lejanos, algunos no hablan del tema por temor a la represión y otros no me tratan. Los vecinos a pesar de que no manifiestan abiertamente sus criterios, me apoyan, con su modo de saludarme y de comunicarse me lo demuestran, solo dos o tres de los más cercanos se prestan a asistir a los actos de repudio, las demás personas las tienen que buscar en otra parte donde no me conocen. En cambio no puedo decir nada de las personas que trabajan junto a mi, pues después del nivel de represión que sufrí en los lugares donde ejercía, primero como maestra y luego en comercio donde obtengo nivel superior y técnico medio, respectivamente, me expulsaron de este después de poner a trabajar a una familia religiosa y compartir las mismas ideas políticas de otros, expresándolas abiertamente. Trataron de desestabilizarme emocionalmente con una serie de artimañas bien planificadas hasta que en el año 2004 me expulsaron del centro de trabajo, en este tiempo ya pertenecía a la Fundación Cubana de Derechos Humanos. A partir de este momento se agudizó la represión, aquí quien apoya a los presos políticos siempre está siendo perseguido, molestado, hostigado y en peligro de caer en prisión, de igual forma los familiares, sobre todo los que conviven con nosotros, sufren de los mismos actos de repudios, registros, nos citan para estaciones policiales y someten a largos interrogatorios, en mi caso particular el pasado 24 de febrero de 2010, me levantaron temprano en la mañana después de haber pasado la noche en la velada simbólica a Orlando Zapata en casa de Laura Pollan, me condujeron junto a mi esposo a la quinta estación del municipio Playa y nos abrieron un expediente de peligrosidad a cada uno, para este nos tomaron muestras de olor, pedazos de cabellos, huellas digitales etc., como si fuéramos delincuentes, el objetivo es encarcelarnos, fabricándonos causas como ha sucedido con tantos, dentro de los que está el propio Tamayo, a quien siguen insultando con grandes mentiras hasta después de muerto.
Opino que ninguna dictadura es beneficiosa para nadie, pero según lo que he estudiado, lo que mis antepasados vivieron y me cuentan, y lo que puedo apreciar, peor que ésta…ninguna. Es totalitaria, terrorista, despreciable, mentirosa, repugnante, chantajista, abusadora, se disfraza detrás de un velo negro y culpa a otros de sus crímenes, mantiene al pueblo desinformado para que no conozcan de su engaño, esta es su principal arma.
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