Por Aimée Cabrera.
Para lograr una mayor productividad laboral en el sector de la construcción fue implantado el doble turno hace un par de años, el cual está conjugado con el pago por resultados.
Con el mismo, aumentó la eficiencia en sectores claves como el hotelero, y se aprecia un control sobre los materiales constructivos, tan en demanda y motivo de pérdidas considerables que inciden tanto en el acabado de inmuebles como en los que son remozados.
Este método asegura una mayor relación entre el trabajador y el inversionista, pero “no todo lo que brilla es oro”, por lo que aún persisten atrasos en cuanto a la entrega de las obras debido entre otras deficiencias, a no mantener una correcta secuencia constructiva.
Como ejemplo, la periodista del diario Granma que realizó el reportaje al pie de obras hoteleras, explica cómo una brigada trabaja en un área determinada, la que no es concluida en el primer turno, mientras que los que se incorporan al segundo, no siguen allí, sino trabajan en una zona diferente.
Cada constructor es muy celoso de lo que hace y no permite que otro colega asuma “su parte”. Para evitar esta situación, los jefes de obra no ponen más obreros a trabajar en un mismo turno, y esto va en contra de culminar en menor tiempo.
Otro ejemplo fue el de otras brigadas, en otro polo turístico que laboran de día o de noche, pero no en ambas jornadas. La culpa no es siempre de los mandos intermedios de estas obras hoteleras, sino que es difícil dividir los convenios, o sea, la contratación asociada a un determinado trabajo entre varios obreros, debido a que lo estipulado es un pago a destajo, o en correspondencia con los resultados alcanzados.
Los obreros agregan que si por ejemplo el turno anterior trabaja mal, los del turno siguiente no pueden adelantar la obra, pues tienen que recomenzar lo que se suponía estuviera terminado. Esa es una de las causas de que estos trabajadores cobren menos, aunque sean eficientes, pues todos, productivos o no, reciben la misma forma de salario con sus propias afectaciones.
La susodicha “secuencia” es muy difícil de llevar, según opinan tanto los trabajadores como sus directivos. Se plantea que la falta de organización y previsión de los jefes de brigada, la distribución inadecuada de los suministros, y la no disponibilidad de la fuerza laboral, son aspectos que facilitan los incumplimientos y la ineficiencia.
La periodista hizo este reportaje en las obras de hoteles de lujo de las principales zonas de turismo internacional como Varadero, Cayo Coco o Cayo Santamaría, en los cuales también se afecta la productividad en los periodos vacacionales de más demanda como son las vacaciones de verano y las del mes de diciembre, o los pases otorgados por diversas situaciones.
En estos casos no son sustituidos en sus puestos de trabajo, y por tanto se atrasa el avance de las obras. Para contrarrestar se ha creado en algunas de estas, un sistema escalonado para lograr estabilidad durante todo el año.
De las dos brigadas, la que más problemas presenta es la de la noche. Las luminarias no son suficientes y esto va en detrimento no solo de la calidad de la obra, sino de la salud de los trabajadores. Para estos turnos existen fallos en los suministros y se crean variantes para el almacenaje.
Además de que tienen que ausentarse media hora antes de terminar la jornada de 8 horas para cambiarse de ropas y recoger sus pertenencias antes de que arriben los ómnibus que los trasladan o acercan a sus domicilios. De todas formas, estos trabajadores del sector de la construcción son privilegiados y no constituyen la mayoría.
Son muchos más los que trabajan en condiciones de gran irregularidad, donde la atención al hombre es ínfima, cuestión que da lugar a que roben parte de los materiales, para compensar los bajos salarios que reciben. Ahí están sus obras constructivas o de remozamiento sin calidad, retando a la aplicación del doble turno de trabajo y al pago siempre insuficiente.
Tomado de Doble turno en las construcciones ¿Qué se esconde tras cada jornada? De la periodista Yaima Puig Meneses.
Diario Granma 2 de febrero 2011
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