Por el comunicador comunitario Lázaro Yuri Valle Roca.
El domingo 20 de diciembre de 2009, me encontraba en la Tribuna de Malecón o "Protestódromo", como le llamamos aquí en Cuba, disfrutando del concierto de Kool and the Gang, y como buen curioso le pedí el criterio a varias de las personas que se encontraban a mi alrededor sobre cuál era su opinión sobre lo que allí se estaba desarrollando. Se originaron varios puntos de vista, una verdadera dicotomía filosófica, pero hubo una opinión que encierra el criterio de todos los encuestados.
Oscar Leiva López vecino de Obispo # 264, Habana Vieja, de 51 años de edad me expresa lo siguiente: "Yo tuve un sueño hace muchos años, y era ver a mi grupo preferido tocar en mi Habana. En los 80 estuvieron aquí varios artistas de Estados Unidos como Billy Joel, pero por desgracia para mí este fue un concierto a puertas cerradas, solo para la nomenclatura del gobierno y sus familiares, por lo que disfrutar de uno de estos grupos al aire libre y para el deleite de todo el pueblo resultaba una utopía. "Ahora que por fin mi sueño se ha hecho realidad, más que satisfacción y gozo me hace sentir avergonzado, el concierto ha logrado su objetivo de cierta manera, y es que el pueblo se divierta y baile la música que le gusta, este grupo del que muchos somos seguidores hace años tiene fama y logros extraordinarios reconocidos mundialmente. Al grupo por todas estas cosas se le debía haber dado más difusión y facilidades para que realizaran su concierto, como se hizo con Juanes, lo que sucede es que ellos no le proporcionan al Estado un beneficio político como se lo brindó Juanes, por eso no se han tomado el interés que ellos se merecen, al punto como puedes ver: el audio es pésimo, donde estamos nosotros la parte de atrás no se oye para nada. Anoche pasé por aquí para ver cómo estaban los preparativos y no había nadie trabajando en absoluto, cuando por cualquier actividad que se haga en este lugar tú ves trabajando la noche anterior. Esto te demuestra el poco interés del gobierno para que tenga un buen desempeño este grupo, de manera que cada vez más marca la diferencia entre él y su pueblo, entre la cultura despolitizada y la política de la cultura que tanto beneficio le saca, sin que le importe un ápice el sano disfrute de su pueblo que tanto lo merece y necesita, porque los que luchamos y sobrevivimos somos nosotros, el pueblo, y todavía nos piden que trabajemos más como si no bastara con todas las cosas que nos enfrentamos día a día, que hasta para trabajar pasamos trabajo. ¡Qué cosa compadre, eh! Mira, no me preguntes más que estoy tratando de subir el ánimo con mi banda preferida.
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