Por Aimée Cabrera.
Ahora que toma fuerza el proceso de idoneidad demostrada, el sector de la salud parece estar en uno de sus peores momentos, pues muchos de los trabajadores de las entidades pertenecientes al Ministerio de Salud Pública (MINSAP) han perdido sus plazas.
Un trabajador miembro de las comisiones creadas para el efecto, además de no querer identificarse se lamenta de tener que hacer una labor “que ha traído la inestabilidad a sus compañeros”.
Este cubano se cuestiona cómo es posible que el gobierno manipule al pueblo a su conveniencia, y estima que “La Salud” es un sector muy atípico, cuyos trabajadores se especializan en tareas que nada tienen que ver con la agricultura u otras labores que tendrían que realizar de manera impositiva.
Muchos añoran irse de misión al exterior para ganar una suma de dinero en moneda convertible, como única posibilidad para llevar un mínimo de prosperidad a sus hogares, pero los mecanismos burocráticos existentes demoran en ocasiones estas salidas.
Otra apreciación de los cubanos se refiere a que si sobran tantos en este sector, cómo es posible que el servicio sea tan deficitario. Las opiniones de la población no son nada favorables con respecto a los servicios que deben ser brindados.
Entre otros se mencionan los de los consultorios del Médico de La Familia, la poca higiene en hospitales y policlínicos, la imposibilidad de asistir sistemáticamente y de forma preventiva a las clínicas estomatológicas, la demora para ser atendido, lo mismo si el enfermo va a la consulta a hacerse un chequeo, a darse una terapia o simplemente a adquirir un medicamento o certificado médico.
Estos y otros comentarios destacan la abierta indisciplina laboral y el desaprovechamiento de la jornada en un sector que parece exigirles a los pacientes que se enfermen de lunes a jueves y antes de las cinco de la tarde. En reuniones celebradas en varias provincias en fecha reciente se criticó además, la poca comunicación del médico con los pacientes. No obstante, se mencionan aspectos en que se han obtenido logros.
No es menos cierto que los trabajadores de la salud trabajan en condiciones que no son las mejores. Por una parte hay muchos equipos rotos, faltas de reactivos, materiales de curaciones, y hasta recetarios y modelos para los certificados, como sucedió el 10 de octubre (día feriado y domingo), en el policlínico Nguyen Van Troi, en el municipio capitalino de Centro Habana, en el que no había modelos de certificados de defunción.
Una familia en el dolor por la pérdida de un familiar, tuvo que hacer gestiones particulares para conseguir un modelo de certificado de defunción en otro centro asistencial de la salud, ya que en el Van Troi “a los compañeros de Estadísticas se les había olvidado sacarlos”.
La salud pública cubana ha dejado de ser un sector ejemplificante. Desde que comenzó El Período Especial en la década del 90 del pasado Siglo, comenzó la decadencia de un sector cuyos trabajadores sienten más manipulación que atención a sus necesidades.
Los Plenos de los comités provinciales del partido comunista en cada provincia, no serán suficientes para solucionar todos los problemas que tienen que ser erradicados por ser los servicios de la salud tan indispensables, más para ello sería necesario no achacarle la culpa al bloqueo económico y que sus dirigentes den ejemplo a sus trabajadores de la abnegación que debe primar en cada uno de sus servicios.
En el X Congreso del Sindicato de los trabajadores de la Salud se ratificó que en ese sector “… contamos con un potencial humano, profesional y revolucionario con las condiciones éticas y la disposición de acometer las trasformaciones económicas y elevar la calidad de los servicios…”
Aunque algo contradictorio fue una de las últimas críticas contempladas la cual citó textualmente: “Igualmente amerita el examen del sindicato la excesiva emisión de certificados médicos dentro del sector, que ha originado un sobregiro en los gastos por concepto de seguridad social a corto plazo”.
De lo que se deduce que ni el organismo rector, ni los dirigentes administrativos y sindicales de Salud Pública han estado al tanto de lo que sucede internamente, más bien se han dejado llevar por la corriente de doble moral e indolencia que incide y desfavorece a quienes deben destacarse por su honestidad y tesón.
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