viernes, 2 de julio de 2010

Una historia personal


Foto: Martha Beatríz Roque Cabello con el Dr. Darsi Ferrer, disidente y opositor político recientemente sancionado a terminar de cumplir una sentencia injusta en prisión domiciliaria.

El pasado 21 de junio, una vez terminada una sesión de Internet en el Hotel Telégrafo en Centro Habana, decidí dirigirme a la Habana Vieja, estaba lloviendo y abordé un taxi estatal, el que me pidió un pago en moneda convertible (cuc) sin utilizar el taxímetro, a lo cual accedí, ya que esto se ha convertido en una costumbre en el país.
Cuando íbamos en el camino el taxista desvío su ruta, yo le requerí que fuera hacia la derecha y él dijo que me dejaría en un lugar que era lo mismo. Efectivamente detuvo el auto en la Lonja del Comercio, cuando le había dicho que iba para la calle Obispo. Tras una conversación desagradable con el chofer, en la que le tuve que preguntar que si no entendía el español, pues se encaprichaba que me quedara allí y fuera caminando, me dijo que le tenía que dar un peso convertible más para llevarme a donde habíamos convenido.
Decidí apearme del auto y decirle que no le iba a dar nada, pues ciertamente no me había llevado hasta donde habíamos acordado. Él aparcó el auto se apeó y fue directo hacia donde se encontraban dos policías en la calle de los Oficios. Con el brazo estirado me señalaba y antes de que los guardias me llamaran, fui directamente hacia ellos.
Me preguntaron que pasaba y comencé a exponerles la situación, pero el chofer no me dejaba hablar, me manoteaba la cara y me decía que me iba a entrar a galletas, que era una lástima que no fuera hombre, adicionalmente también espetaba toda una sarta de insultos referidos a mi edad.
Uno de los policías, que fue el único que habló, me repetía constantemente: “Páguele, compañera, no ve que está tomado”. Yo le solicité que me condujera a la Unidad, en vistas de que él como autoridad no hacía nada, pero fue inútil. Me preguntó la edad y explicó que en la Unidad no iba a resolver nada, que me tendrían allí hasta altas horas de la noche, sin ninguna solución.
Cuando trataba de explicarle, me repetía lo mismo una y otra vez e incluso llegó a decirme que me fuera con el taxista que me iba a llevar, a pesar de que ya yo había descubierto, cuando se acercó a manotearme la cara, que tenía aliento etílico.
Finalmente, el chofer dijo unas cuantas palabras obscenas y se fue. Yo le pregunté al sub oficial si me podía retirar y él me dijo que sí.
Fui a la Unidad de la Policía de Centro Habana, en la calle Zanja y allí el Capitán que ejercía como Oficial de Guardia Superior, me recomendó que fuera a Cuba y Chacón, ya que ellos tendrían que tramitarlo por ser de la Policía Especializada.
Me dirigí a Cuba y Chacón y el guardia de la entrada me informó que quien debía atenderme era el capitán Cané, pero se encontraba en Dragones y Zulueta, por lo que me vi en la necesidad de visitar esta tercera Unidad.
El capitán Cané me atendió, tomó mis datos del carné de identidad y cuando estábamos en el medio de la conversación entró un teniente coronel que dijo llamarse Villanueva y explicó que era el primer segundo jefe de la policía en el municipio y que nos habíamos cruzado en el camino, pues él me había ido a buscar a Cuba y Chacón.
En esos momentos timbró el celular del capitán Cané y este contestó: “Sí, está aquí con el teniente coronel Villanueva y conmigo”, inmediatamente pidió permiso para salir.
Terminé la conversación con el oficial superior y le expliqué que un chofer de taxi, tan agresivo y al parecer beodo, no debía seguir trabajando al menos en el día de la fecha y dijo que lo mandaría a buscar.
Finalmente, quedó en darme una respuesta, que se suponía fuera en un tiempo prudencial, 72 horas, pero ya ha pasado una semana y no ha habido ninguna contestación sobre la actitud de los policías que permitieron que delante de ellos me amenazaran e insultaran, que continuara manejando un transporte público un chofer que ellos consideraron estaba tomado y que no pusiera el taxímetro, como está establecido.
En esta desprotección viven los ciudadanos en Cuba, y por qué no pensar que el policía que tenía tanta insistencia en que le pagara al chofer, iba a tener su tajada.
La chapilla de los dos policías: 51946 (el que habló todo el tiempo) 50942
El auto: Marca Skoda, color blanco, chapa HWV499, de la Base de Taxis No.12 el carro 575.


Martha Beatriz Roque Cabello


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