viernes, 2 de julio de 2010

Continuación de la historia de una abogada

Por la comunicadora comunitaria Lázara Mitjans Cruz.

Esta es la tercera parte de la continuación del caso de la Licenciada María Emilia del Castillo Zorrilla, la que después de escribir una carta a Fidel Castro, resultó hostigada por todos los niveles de trabajo a su alrededor, explica ella:
“A causa de las medidas que se tomaron conmigo a raíz de la carta que le hice al ex Presidente de Cuba, se comenzó una guerra no declarada en la que se me apartó de actividades relacionadas con el desarrollo de mi trabajo, se me limitó el acceso a informaciones registradas en la computadora del Centro, importantes para desarrollar mi actividad profesional. Se me limitó el trabajo en las empresas, incluso me quitaron empresas que yo atendía y se las entregaron a otros abogados, sin explicarme nada”.
“Ante esta situación donde me sentía acorralada, no me quedó otro camino que el de jubilarme, cosa que me afectó mucho económicamente a mí y a mi familia, pues el ingreso monetario bajó a un 50%.”
“no he tenido la posibilidad de comenzar a trabajar nuevamente, ya que al saber que soy cristiana y que tuve dificultades (ya explicadas) sencillamente no me contratan, sólo he podido hacer trabajos espaciados de 2 ó 3 meses por ayuda de amistades, pero nunca con el tiempo que requiere una investigación”.
“Que mi familia ha sentido esta situación a causa de la falta de recursos para cubrir las necesidades esenciales, por ejemplo mi madre con 92 años, carece en el mes de leche alrededor de 15 días (no puedo comprarla por el alto precio). Así las carnes y demás alimentos de primera necesidad.”
“Mis hijos han sufrido con relación a los trabajos, pues al saber que son cristianos e hijos míos es como si tuvieran una enfermedad contagiosa. “Mi nieta de 4 Años toma una leche que no le gusta y que es la única a la que tiene acceso y ya no sabemos como cambiarle el sabor. Además de la falta de otros alimentos, carece de zapatos con frecuencia, los precios son bastante altos, no siempre se le pueden comprar. Esto es algo de lo más significativo.”
“Mi hijo, la esposa y la niña no viven en mi casa, a pesar de haberle dado una parte para que se independicen, ya que son una familia y deben crear su propia forma de vida y la vivienda en Cuba es un tema increíble, pues tenemos una licencia para construir (dividir la casa para darle una parte a este hijo que ya tiene una familia).
“Desde 1988 tenemos licencia para construir, pero no hemos podido lograr nada, ni terminar siquiera una habitación. Demás está decir que a mi no me asignan materiales aún teniendo la parte de arriba de la casa en peligro de derrumbe.”
“Yo no puedo hacer nada con materiales de las tiendas que venden en divisas, porque el dinero no me alcanza para comer y cada peso convertible vale 25 pesos moneda nacional. A mi hijo mayor lo sacaron del trabajo en el Hotel Santiago, sin explicación alguna, diciendo que lo habían sancionado y nunca en su expediente apareció la sanción. Luego de quedar demostrado lo que le hicieron, le dieron la razón y no le pagaron la afectación ocasionada, ni lo repusieron en su puesto”.


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