La colonización española inició la deforestación de la tierra más hermosa que ojos humanos vieran. La era republicana y la subsiguiente biranización hicieron el resto. El régimen castrista, que ha monopolizado todas las esferas de la vida nacional, ha hecho algunos esfuerzos por la reforestación, actividad que debiera permear la conciencia nacional.
La pizzería buona sera, situada en la céntrica esquina de 23 e I, en El Vedado habanero, hace un meritorio aporte en el empeño de cuidar los bosques cubanos. Parecería un franco dislate si no pudiéramos documentar esta expresión. Por suerte, las fotos adjuntas a este texto son elocuentes. Este establecimiento estatal no usa papel en el servicio que presta, salvo el de unas minúsculas hojas donde anotar los pedidos.
Hubo una época en que las pizzerías estatales malgastaban enormes cantidades de papel, colocando un doile de este material ante cada comensal y envolviendo los cubiertos en servilletas, que luego iban a parar al tacho de la basura.
La pizzería buona sera merece un sitio destacado en la supresión de esta actitud de “despilfarro capitalista”. Sobre las mesas desnudas, empleadas de adusta expresión colocan tenedor y cuchillo a la diestra de cada “usuario”, término que define a toda persona que acude lo mismo a un banco, a una terminal de ómnibus o a una notaría. Estos sitios, concebidos para servir al cubano de a pie, contrastan con la excelencia de los hoteles para turistas, donde el esmero en el servicio no difiere del que me imagino se ofrezca en cualquier lugar donde el cliente sea lo más importante.
Si usted no es escrupuloso, tiene el bolsillo medio agujereado y el estómago se niega a aceptar más dilaciones, le recomiendo visitar la pizzería buona sera. Con solo diez cup podrá adquirir una minúscula ración de espaguetis y una pizza napolitana apenas mayor que una bambina. Hago promoción gratis y por altruismo, pues no llevo nada en ese negocio.
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