Fantasmas disfrazados de recuerdos
habitan mi embrujada casa,
compartiendo añejos sentimientos
compendio de dolores y nostalgia.
Con tristeza hacen sonar sus cadenas
cubriendo con sus blancas sabanas,
tanto alegres como tristes pensamientos
que se remontan a mi perdida patria.
Aquellos que fueran días felices,
pocos los tristes que le acompañaran,
interrumpidos por horrible orgía
de crímenes perpetrados a mansalva.
Llegó el destierro con sus fríos días
que originasen los consabidos fantasmas,
con sábanas manchadas de memorias
mortificando nuestras ya dolidas almas.
Mundo de fantasmas en que vivimos,
triste realidad nuestra añoranza,
dilatada por implacable tiempo
que en indeseada forma se dilata.
¿Desaparecerán estos fantasmas algún día
permitiéndonos volver a nuestra patria,
recobrando nuestra sana alegría,
secándonos con sus sábanas las lágrimas? . . .
Cástulo Gregorisch
3/12/10
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