miércoles, 10 de marzo de 2010

Seguridad Nacional


Por: Martha Beatriz Roque Cabello.

Es casi un acontecimiento social, el grito popular de: ¡Llegó la papa! Todo el barrio se alborota y procede a hacer la cola. Unos le cuidan turnos a otros y a veces se hace interminable, porque aunque está “por la libre”, sólo venden 5 ó 10 libras en dependencia de la cantidad que hayan transportado.

La papa es un alimento indispensable en la mesa del cubano promedio, que de forma general está desabastecida, pero en estos meses ha llegado a límites de miseria. Se comercializaba por la “cartilla de racionamiento”, conocida eufemísticamente por “libreta de abastecimiento”, pero el gobierno en su afán de terminar con “la libreta”, hace algunos meses decidió que su expendio se hiciera sin restricción; al igual que hizo con el chícharo, pero en el caso de este grano tuvo que dar marcha atrás, y eso parece indicar con la papa, por la poca disponibilidad que existe.

La dictadura siempre ha sido temerosa de los tumultos, porque piensa que una cola de gente disgustada puede ser una mecha chiquita, pero con posibilidades de que se encienda. Y en estos momentos el disgusto popular es grande, sólo comparable con el hostigamiento que existe contra todo lo que sea movimiento de alimentos entre provincias, ventas ilegales, servicios sin la autorización gubernamental, etc., en fin, entradas de dinero “extra” en los hogares.

En particular en la Ciudad de La Habana, el menú doméstico de cada día, se ha tornado en un verdadero dolor de cabezas, debido al desabastecimiento de los mercados agropecuarios. Y no es que en el resto del país sea una maravilla, pero hay más formas de “escape” como se dice popularmente. Ni los que pueden disfrutar de las remesas familiares enviadas desde el extranjero, tienen facilidades en estos momentos, ya que también hay una visible carestía de productos en las tiendas por divisas.

En años anteriores, además del “embargo-bloqueo” los responsables de estas escaseces eran los ciclones, pero si en el 2009 ninguno de ellos pasó por el país ¿dónde están las viandas, las hortalizas, los vegetales y las frutas?

Justificaciones siempre hay. Entre ellas la más usada es el problema financiero por la crisis económica internacional, que se ha convertido en bajo rendimiento, debido a las millonarias cifras que hay que erogar para importar entre otros: fertilizantes e insecticidas.

Pero es que acostumbrados a que el Estado no sea capaz de producir los alimentos necesarios para la mayoría del pueblo, una parte mas agraciada económicamente acudía a los mercados de “oferta y demanda” conocidos como “caros”, los que –excepcionalmente- en estos momentos también están vacíos. Y es que el gobierno no tiene capacidad para producir, pero sí, para evitar que los que produzcan, puedan concurrir al mercado en forma competitiva.

Una información oficial sobre el mes de enero, mostró que la entrada de productos del agro de otras provincias estuvo “muy por debajo” de años anteriores, esto tiene que ser calculado mentalmente, porque en su lenguaje virtual, el gobierno es incapaz de ofrecer cifras, es una forma nueva de interpretar los indicadores económicos. Un ejemplo de ello es el tomate, que sirve a muchos para garantizar una gran parte del año, cuando las amas de casa lo convierten en puré y lo envasan rústicamente; no llegó a alcanzar ni el 30% de lo planificado.

Es un reto poder llenar el estómago de más de dos millones de cubanos que viven en la Ciudad de La Habana, donde se hace más visible todo lo que sucede en el país, porque aquí está ubicada la prensa extranjera (que en estos momentos está muy por debajo de sus expectativas con el gobierno cubano, a pesar de usar niveles apocados en sus informaciones, para no herir los sentimientos totalitarios), también se ubica el Cuerpo Diplomático, la mayoría de las firmas extranjeras y en algunos casos el turismo internacional.

Los medios nacionales repiten una y otra vez los esfuerzos que realiza la “Revolución”, por incrementar las producciones agrícolas, pero “el esfuerzo” no se puede poner en un plato a la hora de la comida; porque el desayuno y el almuerzo son algo que el cubano promedio ya ha obviado. No importa que se hayan subido algunos precios cuando se les compran productos a los cooperativistas, el mal está en el sistema y precisamente en el que no haya alguno. En muchas ocasiones se pierden los productos ya cosechados, y se quedan en el surco por problemas organizativos, de transporte, envases o simplemente combustible.

Un periódico oficialista ha anunciado que “nadie debe dudar que esta situación de la alimentación en la capital, y también en el resto del país, es un problema de “seguridad nacional”.

Vistas las dificultades en su conjunto, tanto el escenario político, como el económico y social; no es arriesgado aseverar que el gobierno cubano ha perdido el control de parte de las situaciones operativas del país, y que su recuperación ya se hace muy difícil, en cualquier momento se podrán producir realidades que nadie nunca imaginó, incluyendo los estudiosos de los problemas cubanos.

Ciudad de La Habana, 8 de marzo de 2010.


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