Por Aimée Cabrera.
Buena parte de la Ciudad de La Habana quedó sin el servicio de gas manufacturado desde las primeras horas de la mañana del jueves 28 de octubre hasta pasado el mediodía.
El hecho creó una verdadera crisis en la gran mayoría de los hogares capitalinos, ya que los que usan el gas manufacturado para cocinar no tienen acceso a los módulos que incluyen cacerolas, hornillas y calentadores de agua eléctricos.
Muchas personas no pudieron hacer café o preparar el desayuno para los escolares. La situación se tornó bien crítica cuando llegó el mediodía y los estudiantes estaban sin el habitual almuerzo tan necesario, después de la sesión de clases matinal.
Algunas cafeterías y pizzerías privadas en las que sus dueños poseen otras variantes, como pueden ser los hornos eléctricos o microwaves, tuvieron un considerable aumento de sus clientelas, al estar preparados para sortear las sorpresivas faltas de distintos servicios.
Delante de sus ventanas se veían largas filas casi tumultuarias en las que se apreciaban niños y niñas de primaria junto a sus padres, así como, familiares de los alumnos de secundaria básica que no pueden salir de sus centros al mediodía y les llevan alimentos varios, ya que éstos se quejan de la mala calidad de las meriendas escolares.
Muy diferente fue lo apreciado en los centros de gastronomía estatales, los cuales apenas brindaban ofertas y sus dependientes charlaban o ponían carteles de cerrado para evitar las preguntas y exigencias del público.
En el noticiero televisivo del Mediodía se divulgó que se hacían arreglos que postergaban el uso de tan importante servicio hasta las 3 de la tarde, aunque en algunas barriadas se restableció el mismo antes de las dos.
Los capitalinos afectados se quejaron de que una reparación de tal envergadura no se avisara con tiempo. Ellos plantearon que éstas y otras, como los apagones y las fumigaciones, pudieran ser notificadas a través de la radio y la televisión.
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