Barcelona/ Mambí en A/ Carta que enviara un joven ciudadano cubano al periodista independiente y director de Hablemos Press, Roberto de Jesús Guerra Pérez.
Carta
Habana Vieja.― Hoy 15 de octubre del año 2010, me dirijo a ustedes con el objetivo de ser escuchado. Me llamo Raúl Espinosa Zambrana, vivo en la calle Cuarteles, número 66, entre Habana y Aguiar, Habana Vieja.
Desde 1990 he tenido relaciones con extranjeras y la mayoría de ellas me han resuelto muchos problemas, que en sí trabajando legalmente para el estado no he podido resolver.
Quisiera decir que el gobierno y la policía desde ese año me ha molestado y puesto en la cárcel, y no por cometer delito alguno contra los turistas, sino por relacionarme con ellos, mostrarle mi ciudad y la realidad de mi país.
Mi hijo nació el 10 de octubre de este 2010, la cuna el estado me la vendió en 122 dólares convertibles (CUC), el coche 80 y una bolsa de leche cuesta 5,25 y es fabricada en nuestro país.
Trabajando legalmente nunca podría comprar estas cosas para mi hijo. Si a los cubanos les pagan 15 pesos convertibles al mes que equivalen a 8 horas de trabajo, cómo no voy a estar detrás de los turistas, si ellos son los que tienen esa moneda.
No tengo acusación alguna de haberle robado, estafado o molestado a algún turista, sino que la misma policía es la que me acusa que yo me relaciono con ellos con fines lucrativos, sino que los turistas visitan mi casa y caminan conmigo por su voluntad. Además, en Cuba es más penado el que le roba a un turista que el que mata a un cubano.
Y siendo más sincero con el que reciba esta carta, con 15 años de edad fui sancionado a 8 meses por hurtar un par de chancletas en una tienda recaudadora de divisas (TRD), a los 18 fui sancionado a 1 año por hurtar una botella de Ron Habana Club 7 años, y ahora con 25 he sido sancionado 3 veces por el índice de peligrosidad social pre delictiva.
El motivo es el contacto con turistas con fines lucrativos ¿cómo con 2 años me van a internar en una prisión de máxima severidad como el Combinado del Este sin tener delito alguno?
He tratado de incorporarme a la sociedad trabajando legalmente pero no encuentro salida. Como le dije al jefe de sector, que si el gobierno de Cuba le pagara al pueblo con convertibles no hubiera tantos jóvenes en las esquinas perdiendo su juventud sin un futuro y con ninguna esperanza, ni hubiera tantas personas dependiendo de los turistas.
Yo, Raúl Espinosa Zambrana, quisiera recibir una respuesta de su parte, ya que ésta es la única forma que tengo de expresar lo que siento y lo que estoy viviendo.
Son las 11.30 de la noche y no sé si mañana o dentro de una semana estaré en mi casa con mi hijo y mi esposa, ¿Saben por qué el jefe de sector nuevamente me ha abierto otro expediente de peligro? Estoy agotado.
Por favor, tomen en cuenta esta pequeña parte de mi vida y si le siguiera contando no tendría para cuando acabar.
Sin más, le explico que le hablo en nombre de muchos jóvenes cubanos que son millones y no pueden expresar lo que sienten, lo que dicen, lo que viven y lo que piensan ¿por qué? porque tienen miedo a que tomen represalias contra ellos, solo por pensar diferente a lo que está establecido.
Quiero agregar que, para qué el gobierno cubano quiere que entre turismo americano si no nos permiten comunicarnos con ellos.
Saquen ustedes mismos sus propias conclusiones. Yo nací aquí, y cómo va a ser priorizado el agua, la comida, la televisión extranjera para los turistas. Como por ejemplo: la antena en establecimientos turísticos, y en nuestras casas es ilegal, ¿Por qué?
Carta del Director de Hablemos Press a Raúl
Centro Habana.― Raúl, son las 11:58 de la noche del 25 de octubre de 2010. Estoy revisando notas y cartas y la suya merece una respuesta. Mis ojos se cierran agotado de tanto trabajo, pero me he decidido responderle, a usted y a decenas de jóvenes que se encuentran en su misma situación. Yo también soy joven y estoy perseguido, reprimido y acosado contantemente por la policía política por decir la verdad de la realidad de nuestro país.
Nací en Cinco Palmas, en 1978, un poblado allá en Media Luna, provincia Granma. Pleno corazón de la Sierra Maestra. Hijo de una familia humilde campesina, los Guerra, Pérez, García, Reyes, Acuña…
En Cinco Palmas fue donde en diciembre de 1956, Fidel Castro después de haber desembarcado del Yate Granma en la playa de las Coloradas, en el extremo suroriental de la isla, después de haber perdido la mayor parte de su tropa, le prometió al campesinado de la zona, ―los Guerra, Pérez, García, Reyes, Acuña― que si los ayudaban nunca más un militar tocaría la puerta de sus casas para reprimirlos. Y entregaría, si triunfaban, las tierras a los campesinos. Sucedió todo lo contrario.
Mi pueblo ha sido olvidado por la revolución castrista, allí hay tanta pobreza que el arco iris sale en blanco y negro.
Le cuento que a los 14 años de edad, fui sancionado junto a 200 jóvenes de la Sierra, a un año y seis meses de trabajo forzado ―picando caña para una cooperativa―, esa sanción era del trabajo a la casa pero controlado cada día por un jefe de sector, nuestro único delito, no querer trabajar para el régimen, ni seguir recibiendo clases de maestros que adoctrinan, no enseñan. Aparte que no teníamos zapatos ni ropas para ir a la escuela. Porque nuestros padres no ganan salarios que puedan satisfacer nuestras necesidades.
Al terminar esa condena, a los 16 años de edad, vine a vivir a La Habana incitado por mi madre que no quería que volviera a caer preso. Me convertí en un defensor por los derechos humanos, y desde entonces me enfrento a este régimen que me ha sancionado en tres ocasiones. Al cumplir los 25 años me acusaron de desorden público y todo fue por realizar el periodismo independiente.
Perdí el miedo a las rejas, a las golpizas y hoy me siento libre. Corro mayores riesgos que usted, pero decidí combatir al opresor que aplasta a mi pueblo.
No quiero riquezas. Solo quiero ser libre para tener amigos extranjeros, caminar por toda mi Cuba sin que un militar me pida carne de identidad, y que pueda expresar lo que siento en cualquier esquina, sin temor a ser encarcelado ni perseguido.
Rompí esas cadenas, y hablo a viva voz, eso me ha costado decenas de arrestos, golpizas y cárcel, pero todo en la vida tiene un riesgo.
Como tú, somos muchos los jóvenes cubanos que hemos pasado y estamos pasando por situaciones. Ejemplo de ellos: Luis Enrique Labrador Díaz, Michel Iroi, Eduardo, Sara Marta, Lilvio, Eriberto, Rolando, Nestor, Idalmi, Enyor, Luis Felipe, Yordis, Isael, Rodolfito, Luis Roberto, Silvio, Mildre, Rosaida, Sandra, Magali, Ignacio, Joel Lázaro, Liriano, Juan Carlos, los Ferrer, los Sigler, el Coco, Yoani Sánchez, las Damas de Blanco y hasta mi pequeña hija Claudia y otros valerosos dentro y fuera de Cuba que un día sintieron lo mismo, pero rompieron el muro del silencio... dijeron ¡basta! Tú también puedes hacerlo…
Desde La Habana, Cuba, Roberto de Jesús Guerra Pérez, Hablemos Press.
No hay comentarios:
Publicar un comentario