José Alberto Álvarez Bravo.
Aliomar Janjaque Chivaz no fue detenido del sábado 20 de febrero de 2010, a las diez de la noche, por el Jefe de Sector de su localidad, Reparto Abel Santamaría, Municipio Boyeros. No fue conducido en una patrulla de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) a la Unidad Policial de Wajay, ni lo mantuvieron sentado en ese lugar por espacio de una hora.
Después de haberle explicado en detalles la razón de su no-detención, no fue trasladado a la Unidad Policial de Calabazar, ni fue encerrado en un calabozo aislado y solitario, donde las condiciones de ¿vida? apenas tienen algo que envidiar a “una habitación del Hotel Nacional”.
Janjaque Chivaz, quien sí está habituado a reales detenciones periódicas, no se sorprendió por la buena calidad de la abundante comida, variada y nutritiva, recibida durante su imaginaria indetención, ni de la abundancia de agua potable a su disposición.
Este cubano libre, líder del movimiento LGBT Reinaldo Arenas en memoria, no permaneció detenido por más de setenta y dos horas, sin conocer nunca la causa. Todo no es más que el fruto de una imaginación desbordada.
En el reino del surrealismo diabólico, hasta las piedras del camino pueden alcanzar una dimensión fantasmagórica.
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